Reseña: Una educación

 

★★★★★ (5/5)

Tara Westover. Una educación.

FICHA

Sinopsis

Podéis llamarlo transformación. Metamorfosis. Falsedad. Traición. Yo lo llamo una educación.

Nacida en las montañas de Idaho, Tara Westover ha crecido en armonía con una naturaleza grandiosa pero doblegada a las leyes que impone su padre, un mormón fundamentalista convencido de la inminente llegada del fin del mundo. Al igual que sus hermanos, no va a la escuela, ni acude al médico cuando enferma; todos trabajan con el padre mientras la madre asiste a los vecinos como curandera y partera. Tara tiene un talento: el canto; y una obsesión: saber; y pese a empezar de cero reúne las fuerzas necesarias para preparar el examen de ingreso en la universidad.
Cuando, a los diecisiete años, pisa por primera vez un aula, ignora desde la fecha exacta de su nacimiento hasta que ha habido dos guerras mundiales, pero intuye que la educación será su salvación. Gracias a ella cruzará el océano y logrará graduarse en Cambridge, aunque para ello deba romper los lazos con su familia. 

 

Opinión personal

¿Cómo puedo poner en palabras el mar de emociones por el que pasé leyendo Una educación? Si bien no es fácil, lo intentaré; pero primero que nada voy a ponerlos en contexto. Tara es la menor de siete hijos, sus padres son mormones fundamentalistas y nunca pisó un salón de clase hasta el día que decidió inscribirse a la universidad. 

Su papá pensaba que las escuelas eran un arma del gobierno para que las personas dejaran de creer en Dios, por lo que su educación constó de hojear libros viejos que estaban en su casa, por ese motivo, cuando ingresó a una educación superior estaba muy atrasada en temas como cultura general, álgebra, entre otras. Al no estudiar adecuadamente, las horas se las pasaba ayudando a sus padres con el trabajo. 

El libro se compone en tres partes, la primera parte abarca la niñez de Tara, donde vamos conociendo su vida familiar, sus creencias e ideas acerca del mundo en el que vive y su deseo por escapar de su realidad; la segunda abarca su juventud, su ingreso y estadía en la universidad y cómo esto resultó empezar con la ruptura a sus creencias; en la tercera y última parte podemos conocer a una Tara más madura, donde esa ruptura con su vida antigua se materializó al fin. 

Cuando comencé a leer este libro tenía que recordarme frecuentemente que esta historia no era ficción, que esos sucesos y accidentes en verdad sí le pasaron a una niña pequeña. Porque los accidentes no paraban de pasar. Su familia era imprudente y no le importaba para nada las consecuencias, y como su papá estaba en contra del gobierno, no podían acudir al hospital cuando se enfermaban o accidentaban.

En el momento que Tara decide que ya fue suficiente, que ya no puede seguir en un ambiente tóxico y con violencia, y que la mejor manera de alejarse de todo eso es yendo a la universidad, en ese momento algo en mí se llenó de orgullo y felicidad por ella. Sin embargo, no fue fácil, tuvo que trabajar el doble que sus compañeros para obtener buenas calificaciones y con mucha dedicación logró conseguir una beca para estudiar una maestría en una de las universidades más prestigiosas del mundo. 

Como estudiante de educación siempre he creído en el poder transformador de la educación. Conocer, aprender y comprender te abre más puertas de las que uno puede imaginar, no sólo en el mundo exterior, sino también en el interior, en nuestra mente. Logramos expandir nuestras fronteras, y nuestras ideas ya no son las ideas que alguien más plantó en nosotros, son las nuestras, porque la educación tiene ese poder, el de hacernos pensar más allá de lo establecido. 

Una educación cuenta una historia bellísima de superación, que desde el primer capítulo me atrapó. Pero no toda mi experiencia con la lectura fue buena, como les comenté anteriormente, me costó mucho trabajo recordar que era una memoria y no una lectura de ficción, y esos momentos cuando lo hacía tenía que aclarar mi mente, sentía bastante angustia y tristeza por ella, así como aborrecimiento hacia ciertos personajes. A pesar de esos momentos, hubo otros muy buenos, donde Tara estaba en un lugar seguro, con personas que siempre querían lo mejor para ella.

Debo decir que la lectura no me decepcionó. Recuerdo haberla terminado en muy pocos días porque cada vez quería saber más de ella, de su evolución. Sin duda es un libro que volvería a leer algún día, y, si ustedes se han topado con ella, les sugiero que le den una oportunidad, no creo que se arrepientan.